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Prisciliano

Prisciliano,

Prisciliano, Obispo de Ávila.

 

Prisciliano, Obispo español, declarado hereje

PRISCILIANO 340?-380

OBISPO ESPAÑOL DECLARADO HEREJE

Laura López-Ayllón
Nacido en Gallaecia (Galicia) en el seno de una rica familia hispana, fue ordenado obispo de Avila e inspiró y fue creador de una doctrina que lleva su nombre y que se apartaba de la ortodoxia oficial de la Iglesia de aquel momento en cuestiones dogmáticas.

Nació en la antigua Galicia alrededor del año 340 y cerca de los cuarenta años comenzó a predicar una profunda reforma de la vida eclesiástica de contenido ascético y monástico.

La Enciclopedia de la Historia de España, que dirigió Miguel Artola, nos dice que el emperador Sulpicio Severo le calificó de erudito, pero al parecer solo era una persona con una sólida formación jurídica si es el autor, como se supone, del opúsculo “Liber ad Damasum”.

La nueva doctrina arraigó mucho entre los “gallaeci”(gallegos) y se difundió también en las áreas peninsulares de la Betica y la Lusitania e incluso en el sur de la Galia.

Los seguidores de Prisciliano practicaban las costumbres monacales de tipo oriental como caminar descalzos, practicar el celibato o ciertos maleficio o prácticas mágicas nocturnas. Todas ellas fueron pronto fueron denunciadas.

Sus adeptos se reunían en reuniones nocturnas que celebraban en cuevas o bosques, donde bailaban juntos como parte de la liturgia. Además no comulgaban con pan y vino sino con leche y uvas.

Creían en el emanantismo, en el que creían que el alma surge de una especie de almacén y desciende luego al mundo material donde inevitablemente es corrompida por el demonio.

Prisciliano fue condenado a muerte y ejecutado en Tréveris junto a seis de sus seguidores por practicar rituales mágicos, lo que le convirtió en el primer hereje ajusticiado por la iglesia a través de una institución civil.
Llegaron a sufrir condena también sus dos fieles seguidores Felícisimo y Amenio.

En la época de la sentencia de Tréveris la Iglesia necesitaba la reafirmación y sistematización del credo aprobado en el Concilio de Nicea bajo la dirección del Obispo de Córdoba y consejero de Constantino, el ilustre Osio.

García de Cortázar nos dice que ya se esta trabajando en una conquista: fijar un texto definitivo, completar una jerarquización y establecer unas normas con sentencias.

El año 379, en el que Prisciliano intenta fulminar por escrito a sus perseguidores, los obispos han empezado a desempeñar funciones civiles y los límites entre la jurisdicción eclesiástica y la secular son tan borrosos que a muchos les resulta difícil distinguirlos. Esto será, en gran medida, la tragedia de Prisciliano.

En este ambiente, el obispo de Avila criticaba las riquezas del clero, y su doctrina obedecía al anhelo de una vida austera y bebía de la lectura y exégesis de los libros sagrados, incluidos los escritos y evangelios que el canon eclesiástico había cerrado como tumbas.

Cuentan que Prisciliano era modesto y humilde en el ademán y en el traje y que “su sencilla y elocuente oratoria crepitaba como sal al derramarse sobre la gente”, nos dice García de Cortázar.

Este historiador considera también que fue su elevada cultura y su elocuencia lo que le dieron tantos discípulos entre los nobles y el pueblo llano y que su doctrina se extendió como un incendio.

El tiempo ha aniquilado la mayoría de las obras heréticas de la Antiguedad, pero no las injurias ni los argumentos con que los padres de la Iglesia las refutaron, y, en el caso de Prisciliano, su voz ha sobrevivido pues estuvo oculta hasta 1885 en una biblioteca de Baviera.

El obispo de Avila hace una defensa de la libre interpretación de los Evangelios Apócrifos, muchos de ellos de origen gnóstico, porque “Dios permitió que todos los que creyeran hablasen libremente sobre El”.Hoy hay teólogos que defienden que hubiese nada herético en su doctrina.



No se sabe con certeza, pero se cree que su sepultura es probable que esté en Santiago de Compostela, pues sus discípulos trasladaron sus restos hacia las costas gallegas y, a través de la desembocadura del río Ulla, hasta Flavia, hoy Padron, donde se depositaron en la necrópolis celtico-romana de Amaea. Eso opinaba Claudio Sánchez-Albornoz.

Entre los otros posibles lugares donde se cree que puede estar enterrado Prisciliano figuran Astorga (Leon) Valga (Pontevedra) y Santa Eulalia Bóveda (Lugo), templo paleocristiano del siglo IV.

 

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